De esto hace casi un mes, es cierto. Pero la impresión sigue siendo digna de compartir. Empiezo entonces, antes de ir a los lugares usuales en la noche del 31 de octubre se me ocurrió visitar lo que sería la noche central de la semana de Lima, en pleno centro.
Y la cosa merece ser comentada.
Lima celebraba su carácter mestizo y complicado de entender. En la celebración patrocinada por la cerveza Cristal, animada por Jeanet Barboza y Fernando Armas se presentaron Sonia Morales, "Los Caribeños de Guadalupe" -sí, el Caribe se les agota en el nombre-, el grupo Niche y Bartola (poniendo la cuota criolla) entre otros. El carácter popular de la celebración quedó claro en la interesante respuesta al "levanten la mano los limeños" que se dio al llamado de Armas en una parte de la noche. Cinco gatos -de entre un mar de gente- la alzaron. Situación a la cual Armas respondió improvisando una reflexión light del carácter acogedor de una ciudad que a
coge a todos los migrantes. Yo no sabía en qué año estaba. Tampoco en dónde, era como si estuviese viviendo lo que los científicos sociales suelen escribir de la falta de espacios de encuentro en nuestra sociedad. Función que ya ni los estadios de fútbol cumplen.
La noche recibió una buena cantidad de visitantes y la seguridad, orden y limpieza estuvieron a la altura. Lo que no me quedó claro fue para quién estuvo dirigido el evento. Luego de un par de horas de haber llegado, reparé en la cara de perdidos que un par de turistas recién llegados ostentaba. El evento, definitivamente, no era para ellos. La pregunta de "¿dónde están los limeños?" se me reveló en toda su inocente complejidad.
Que levanten la mano, por favor.